Caos

El arma está cargada del virus más famoso del siglo y golpea en forma de estornudo en tu nuca mientras vas en el bus camino al trabajo. ¿O será camino a follar con tu ex? ¿O en la fiesta del viernes? La culpa pesa menos cuando solo cuentas la primera versión, y encima que hostias, si te habías vacunado.

Lo que nadie sabrá es que el virus que ahora expulsas no es el mismo que entró. Lo has evolucionado a una versión actualizada a la que no le importan las vacunas. Si el bicho pudiera te daría las gracias al salir y un saludo para tu abuela. Vuelta a la casilla de salida.

Crees que si cumplimos todos con lo que es correcto el mundo sería un lugar mejor. ¿Pero qué es lo correcto? Si no te hubieras vacunado quizá el virus no hubiera mutado. O mejor, si te hubieras contagiado hace meses hubieras tenido anticuerpos para esta ocasión. No, espera, si no hubieras nacido mejor aún.

No se nos da bien entender la magnitud del entorno, somos una neurona intentando entender el cerebro. Ven, abre los ojos y dale la bienvenida al caos. Míralo bien, está en todo lo que te rodea en tu día a día. Llena la vida de emoción e ironía, el virus mutado con tus apellidos que asesina por ahí lo corrobora.

En un sistema caótico un pequeño cambio puede tumbar el juego entero: la sociedad, la bolsa o tu vida. Sin embargo tú te crees el oráculo de Delfos mientras WallstreetWolverine te susurra al oído que las crypto se van a las nubes. Asume riesgos controlados pero no seas tan imbécil como para pensar que sabes lo que pasará.

Y tranquilo, hiciste bien en vacunarte pero el camino al infierno está asfaltado de buenas intenciones.